En un verano especialmente caluroso, Sor Consuelo (Fanny Ardant), la superiora de una orden de religiosas dedicadas a cuidar enfermos, decide transformar el destartalado hospital del pueblo en un moderno asilo de ancianos dotado de todos los adelantos. Para financiar el proyecto la monja visita al terrateniente Augusto Aixelá (Grandinetti), un señorito de campo con fama de mujeriego. Aixelá, impresionado por la determinación de la religiosa, decide ayudarla defendiendo su proyecto en los círculos más influyentes de Madrid.