Descubiertos sus negocios sucios, Henry Scarlett se ve obligado a abandonar Marsella y huir a Inglaterra. Su hija, Sylvia, le acompaña disfrazada de hombre y bajo el nombre falso de Silvestre Scarlett. En el barco en que viajan, Henry conoce a un tipo dudoso, Jimmy Monkley, a quien le confiesa imprudentemente que lleva una cierta cantidad de dinero escondido. En la aduana, Jimmy le delata, una hábil táctica para que no se fijen en él, que también practica el contrabando. Más tarde, en un compartimento del tren, los tres coinciden de nuevo, se reconcilian y deciden asociarse para ganar dinero fácil en Londres con timos y estafas.