El 6 de febrero de 1958, el vuelo 609 de British European Airways, que transportaba a miembros del equipo de fútbol Manchester United, así como a oficiales del club y periodistas, se estrelló contra una casa a unos 300 metros del final de la pista en Munich después de que no consiguiera despegar, matando a 23 de las 44 personas a bordo. El accidente fue causado por la presencia de aguanieve en la pista, la cual ralentizó a la aeronave y no permitió que alcanzara la velocidad de despegue.