Sandrine está cada vez más cargado. Peter Westbourne la rastrea, pero no logra calmarla. Sandrine regresa a la base del ejército, recupera su arma y desaparece. Enfrentados a un segundo asesinato, Kip y Nathan luchan por descubrir cómo están conectados los dos asesinatos. Kip está convencido de que el MI5 está filtrando información a los medios.