Desde su niñez, Raúl nunca ha acatado una norma y siempre ha hecho lo que ha querido, pero los golpes a los muebles, los graves insultos y las continuas faltas de respeto se han convertido en una constante a raíz de la ruptura de sus padres. Éstos describen a su hijo como un joven agresivo y caprichoso, que lo quiere todo y lo quiere cuanto antes. Olga está desesperada, no sabe qué hacer y a veces siente tal miedo por lo que pueda pasar en su propia casa que no puede pegar ojo por las noches. En cuanto a su padre, Raúl tampoco demuestra ningún tipo de respecto hacia él.