Rosana tiene 20 años. Es violenta, rencorosa y tirana. Nadie le lleva la contraria porque si no se convierte en su peor enemigo. Su casa es un ring de boxeo y su principal rival es Pili , su propia madre adoptiva. Rosana no tiene problemas de drogas ni patologías añadidas, pero arrastra heridas de una infancia muy dura: su padre biológico, ya fallecido, la maltrató y dejó en su cuerpo las huellas de las quemaduras que le provocó cuando apagaba los cigarrillos en su cuerpo.