El 24 de agosto de 2001, el vuelo 236 de Air Transat tuvo una fuga de combustible y perdió ambos motores, haciendo que el avión planee por varios minutos hasta aterrizar a salvo en una base aérea en las islas Azores. La fuga se debió a una falla en las piezas del motor. Los pilotos malinterpretaron la información y transfirieron el combustible de reserva al motor dañado Nota: En este episodio no se entrevista a los investigadores ni la tripulación de vuelo