Naraku se da cuenta que el haz de luz que Kikyo ha dejado en el centro de la Shikon no Tama amenaza su vida. El grupo de InuYasha encuentra una aldea donde todos los aldeanos son muy amables y hay un olor muy agradable, aunque muy molesto para Shippo y Kirara. InuYasha no puede dormir por temer soñar con Kikyo y pronto se da cuenta que los aldeanos estaban siendo manejados por Kaou, el príncipe de las flores, el cual se aprovecha del dolor de las almas que captura.