Tras cumplir una condena injusta en prisión, Alicia regresa al pueblo de Trinidad en busca de justicia y de sus amados gemelos que le fueron arrebatados por su suegra, Perfecta Albarracín, quien fuera también la causante de su encierro por haberla culpado del asesinato de su hijo Amador. Ahora en libertad. Alicia enfrentará una dura batalla contra el mundo para limpiar su nombre y contra sí misma, rehuyendo a los sentimientos que despertará en ella Sebastián Blanco, el hermano de su difunto esposo.