Carmen y Matías se acaban de mudar de casa y todo parece perfecto hasta que comienzan a suceder extraños acontecimientos. La vecina aconseja a Carmen que cuide mucho a su bebé, e incluso de sí misma, porque la familia anterior mató a su bebé. Todas las noches se escuchan extraños llantos de bebé en la casa, hasta que Matías, lleno de locura, decide romper una pared, para encontrar en ella una cuna y un muñeco en forma de bebé, para guardar el descanso del difunto bebé. Para acabar con estos sucesos, Matías decide enterrarlo, pero Carmen se da cuenta de ello y descubre que lo que Matías está enterrando no es ningún muñeco, sino a su propio hijo.